Inteligencia Artificial en salud: una linterna, no un piloto automático
¿Cómo definiría el papel de la Inteligencia Artificial (IA) en la investigación en salud, hoy en día?
La IA es una herramienta emergente que está reformulando el quehacer investigativo en salud pública y en la práctica clínica. Promete ayudar en la detección de patrones invisibles en grandes grupos; y en epidemiología clínica, optimizar decisiones diagnósticas, de tratamiento y pronóstico.
¿La IA podría reemplazar al investigador o al clínico en el futuro?
No, ni debería. La IA puede calcular la probabilidad de una enfermedad, pero no conoce al paciente que tiene miedo, que duda o que no encaja en el modelo. En epidemiología clínica, el juicio humano es insustituible. La IA es una asistente brillante, sí, pero la decisión debe seguir en manos de quien comprende el contexto ético y humano.
¿Qué riesgos éticos percibe en el uso de IA en salud y en entornos clínicos?
Uno de los principales es el de automatizar la desigualdad: si la IA se entrena con datos de poblaciones privilegiadas, sus recomendaciones fallarán en contextos vulnerables. En la clínica, además, hay un riesgo de delegar la decisión en un “oráculo digital”, olvidando que cada paciente es único. Necesitamos modelos auditables, y sobre todo, clínicos y epidemiólogos críticos.
¿Qué rol debería tener la universidad pública en este escenario de aceleración tecnológica?
Nuestra responsabilidad es formar profesionales con pensamiento ético, sistémico y crítico. En el caso de la epidemiología clínica, eso implica enseñar no solo a interpretar datos, sino a preguntarse qué datos faltan y por qué. La universidad pública no puede ser espectadora: debe liderar esta transición con una mirada inclusiva, científica y profundamente humana.
¿Qué le diría a un profesional de salud o un clínico que aún ve la IA con escepticismo o temor?
Que la IA no vino a quitarle el estetoscopio ni a borrar el cuaderno de campo. Vino a ayudarle a ver más allá. Que la use como una linterna, no como un piloto automático. En epidemiología clínica, cada decisión sigue siendo humana. Y si es humano… entonces es complejo, ético y maravilloso.